lunes, 11 de agosto de 2008

Ignacio Sáenz Valiente: Su fallecimiento

Tiempo Argentino / Zetavisión / Z Inter Press

Nacido en la ciudad de Buenos Aires el 14 de noviembre de 1929 en el hogar de Guillermo Sáenz Valiente y Clara Bullrich, Ignacio Miguel Agustín Sáenz Valiente, fallecido el jueves pasado en esta capital, dejó una huella en el sector agropecuario, en el que trabajó desde los 18 años como consignatario y del que fue siempre reconocido como hombre de consulta.


Educado en los colegios Marín, Euskal Echea y El Salvador, la carrera de Sáenz Valiente se inició en febrero de 1948 con sus tíos, en la firma Adolfo Bullrich, que operaba en el actual Patio Bullrich, y donde Sáenz Valiente, según recordaría años después en una entrevista, se inició como rematador de aves junto con su hermano Guillermo.

Su intensa actividad como rematador lo llevó a recorrer buena parte del país. A partir de 1956 se convirtió en uno de los más activos participantes de los remates de la Rural de Palermo, tarea que hoy continúan sus hijos Fernando y Gervasio.

"Un señorón"

Sáenz Valiente hizo una destacada trayectoria por la firma Adolfo Bullrich, de la que llegó a ser socio. Ya había sido, desde sus comienzos, un referente obligado entre sus pares por su profundo conocimiento del negocio ganadero, especialmente en el rubro de ganado lechero Holando Argentino.

"Ignacio era un señorón, el cacique de los consignatarios y el que más conocía de la raza Holando. Era una máquina de crear y trabajar, una cualidad que heredaron sus hijos", recordó un colega que trabajó muchos años con él.

Luego de 40 años de trabajo en la Casa Adolfo Bullrich, Sáenz Valiente decidió abrirse camino y fundar, en 1978, junto con su primo Luis Federico Bullrich, la empresa Sáenz Valiente, Bullrich y Cía., que se convertiría en una de las firmas líderes entre las consignatarias de ganado argentinas.

Llamado afectuosamente "don Ignacio" por sus amigos, colegas y clientes, será recordado por todos por la calidez y bondad que lo distinguieron a lo largo de su vida, tanto en el trato personal como en el profesional.

Casado con Raquel Ochoa, tuvo siete hijos (Ignacio, Gervasio, Fernando, Esteban, Juana, Raquel y Julia) que lo fueron acompañando en su carrera profesional desde diferentes funciones en la empresa.

Viudo desde hace unos años, murió rodeado por sus hijos, por sus 18 nietos y por su entrañable amigo Hernán Milberg, que lo acompañó durante toda la vida.

Sus restos recibieron sepultura en el cementerio de la congregación Schoenstatt, en Florencio Varela, provincia de Buenos Aires.